lunes, 23 de noviembre de 2009

Laura Álvarez

Descubrí a Laura Álvarez cuando ganó el concurso para la reconstrucción de la Escuela de Arquitectura de Delft. Hoy, en el boletín de Scalae leo la siguiente noticia: "Apuntes sobre las estafetas de correos, las normativas de concursos y que nos pille la mesa de contratación confesados."

Transcribo la carta que ella misma está haciendo circular por diferentes medios.

Querido lector/a,

 

Soy Laura Álvarez, arquitecto que decidió emigrar a Holanda hace más de cinco años. Como casi todos los españoles que estamos fuera, sigo teniendo una parte de mi corazón allí. Cada año intento buscar una excusa, un motivo para poder volver a España no sólo para vivir sino también para trabajar, pero en mi empeño no encuentro más que razones y obstáculos para no hacerlo.

Con esta carta quiero denunciar mi última gran decepción en lo que yo considero, casi ya en pretérito imperfecto, la forma más democrática de adjudicar Proyectos de Arquitectura: los concursos.

La base es muy clara: Tú eliges en el que quieres participar y el jurado elige el proyecto que más se adecua a las necesidades. ¿Por qué esto tan sencillo está pasando a ser una utopía en España?

Muy simple. Porque en España estamos a merced de procesos de selección en los que se cometen arbitrariedades de todo tipo, desde amiguismos entre participantes y jurados, incumplimiento de los derechos de los concursantes, etc., hasta descalificaciones improcedentes como la que por desgracia he tenido que sufrir yo misma hace una semana.

Os resumo lo que me ha pasado, juzgadlo vosotros mismos.

El día 27 de Octubre de 2009 entregué mi propuesta para participar en un concurso en Córdoba para el nuevo Centro Cívico de la Ajerquía en la Plaza de San Agustín.

El lunes 16 de Noviembre de 2009 hicieron pública la lista de ganadores sin haber publicado previamente la lista de los que habíamos participado, cosa bastante rara ya que esto implica directamente la negativa al derecho de alegaciones.

También parece bastante curioso que ese mismo día, el 16 de noviembre, se inaugurara una exposición en la Sala Orive de Córdoba con los trabajos premiados y que sólo haya tenido una duración de cuatro días. ¿A qué tanta prisa? Me pregunto yo. Pero bueno, este no es el motivo de mi protesta.

En cuanto vi el anuncio de los ganadores, escribí un correo electrónico a la Secretaría del Concurso pidiendo que al menos, por un poco de respeto al resto de participantes, pudiéramos comprobar que nuestros proyectos habían sido evaluados.

El día 19 de Noviembre de 2009, tres días después del fallo del concurso y a punto de acabar la exposición, se publica la lista de propuestas admitidas y para mi sorpresa ¡no estoy en ella!.

 

Envié mi trabajo en el plazo correspondiente, cumpliendo con todos los requisitos exigidos en las bases del concurso, estando yo misma muy contenta con había entregado.

Este concurso no sólo había captado mi atención sino la de otros cuatrocientos arquitectos dispuestos a dejarnos la piel por presentar un buen proyecto. Se trataba de un solar precioso en plena Ajerquía con muchísimas posibilidades, programa cultural mixto y en una ciudad, Córdoba, de la que estoy enamorada desde mi etapa en el estudio de Arquitectura Mecanoo por haber tenido la gran suerte de dirigir el proyecto del Palacio de Justicia. Córdoba es para mi una ciudad que está apostando fuerte por una arquitectura de vanguardia. 

Les llamo para saber qué ha pasado y me dicen que me han descalificado porque han supuesto que la mensajería con la que lo he enviado es privada en vez de una pública como decían en las bases del concurso.

En Holanda, la única empresa estatal de Correos es TNT Post. Les advertí en el envío de que no era privada para que no hubiera malentendidos. Envié el justificante en el que claramente se lee hasta la dirección de la oficina de correos. Según ellos, alguien de Correos de España ha dicho que esto no es válido y mi proyecto lo han tirado directamente a la basura, sin ni siquiera abrirlo.

Y yo me pregunto, si es el organismo convocante del concurso el que establece la peculiar condición de que ha de enviarse por correo estatal, ¿cómo es posible que no sean capaces de comprobar esto correctamente? Cómo puede ser su único comprobante el sí o el no de viva voz de una trabajador de Correos?

Es tan fácil como buscar en google o en la wikipedia las palabras “correo estatal Holanda TNT” y claro, leer lo que dice. O informarse en el Consulado. Se me ocurre un sinfín de posibilidades antes de despreciar tan a la ligera todo el trabajo de un equipo concursante.

 

Quiero denunciar esta situación no sólo por el hecho de haber desechado mi trabajo, ilusión y dinero a la basura sino para que esto no le vuelva a suceder a nadie.

¿Cómo es posible que para llegar a ser arquitecto haya que trabajar tan duro y luego nuestro trabajo pueda ser descalificado muchas veces sin llegar a ser juzgado arquitectónicamente, víctima de irregulares o poco profesionales procesos concursales que no están sujetos a ningún tipo de obligación o inspección?

 

Quiero hacer un llamamiento a los Colegios de Arquitectos para que intercedan por nosotros, para que velen por nuestros derechos, para que los procesos de selección, descalificación y fallo de concursos sean transparentes y profesionales y sobre todo para que nos devuelvan la ilusión de seguir participando en los Concursos de Arquitectura. También a los arquitectos que no denuncian estas situaciones por miedo a crearse enemigos. Así no vamos a ninguna parte.

 

Aceptamos trabajar gratis porque creemos en lo que estamos haciendo, por vocación, por miles de razones, todas menos para que nos tomen el pelo.

 

Es gracioso, he contado lo sucedido a compañeros holandeses y todos me dicen: bueno, no te preocupes. Simplemente anularán el concurso y se volverá a convocar.

Vosotros que sabéis cómo funciona nuestro país, ¿opináis lo mismo?

 

Laura Álvarez